
En un acto presentado por Ana Meléndez, secretaria de Ars Creatio, el sábado 29 de septiembre tuvo lugar en el Palacio de la Música la segunda y última de las conferencias del décimo ciclo «Torrevieja y el Mar», que organiza anualmente la citada asociación cultural. Con el título «Balnearios marítimos de Torrevieja: arquitectura, turismo y ocio», la doctora en Historia del Arte Pilar Ávila Roca de Togores llevó al público de regreso a la época en que los balnearios constituían un destacado signo de distinción de las costas españolas, la torrevejense en concreto. Roca de Togores es Diplomada en Biblioteconomía y Documentación, licenciada en Geografía e Historia en la especialidad de Arte, y doctora en Historia del Arte.
Balnearios en Torrevieja
Durante el primer tercio del siglo XIX, la comarca del Bajo Segura continúa anclada al antiguo régimen. La mayoría de la población se dedica a las labores de la tierra, lo que no deja mucho tiempo libre que llenar. Los pueblos destruidos por el terremoto de 1829 empiezan a reedificarse, sentando las bases del futuro desarrollo. Aquí tendrán su protagonismo los lugares de ocio.
Los balnearios marítimos, destinados principalmente al disfrute de las clases acomodadas, generaron un nuevo paisaje turístico en el litoral español.
La mejora de las comunicaciones y de los medios de transporte, especialmente el ferrocarril, ayudó a su desarrollo, permitiendo a la población desplazarse a las zonas litorales. Los periódicos de finales del siglo XIX cuentan que Torrevieja —municipio precoz en su dedicación al turismo— era frecuentada por veraneantes de la comarca y de otras ciudades, incluso del norte de España. A principios del siglo XX, alcanzó un gran auge con la construcción de hoteles y fondas. Abundaban las solicitudes al Ayuntamiento de información sobre otros aspectos, como las comunicaciones por tren, las tarifas de los alojamientos o las posibilidades de ocio, como la feria del paseo Vista Alegre. Ya en esa época, con las playas llenas de bañistas, costaba encontrar sitio. Una consecuencia lógica fue el aumento de la población. Las ordenanzas especifican el comportamiento y la indumentaria de los bañistas (separados por sexos, los niños no podían ir solos…).
Torrevieja llegó a tener en sus playas hasta nueve balnearios: Vista Alegre, La Concepción, La Rosa, La Marina, los Baños de Diana, La Paz, La Unión, La Pura y El Carmen, junto a las casetas para baños, conformarán un nuevo paisaje marítimo en la ciudad. Los balnearios de Torrevieja gozaron del mayor esplendor hasta la guerra civil. Estuvieron abiertos hasta entrada la década de los sesenta. Pero fueron quedándose obsoletos a causa de la eclosión inmobiliaria y con la relajación de la moral en las playas. Además, la desaparición del tren los privaría de uno de los principales aportes de bañistas.
Al término de la conferencia, Josefina Nieto entregó a Pilar Ávila Roca de Togores el logotipo en sal de Ars Creatio, obra de Miguel Pérez Muñoz. De esta forma se clausuró el X Ciclo «Torrevieja y el Mar», que ha contado con una nutrida asistencia de público.